El viaje a Irán supone un magnífico descubrimiento para todos los amantes del espacio y la poesía que deseen beber de las fuentes de las grandes civilizaciones. Como laberintos laberínticos donde encontrarás alfombras, té, samovares y joyas, los bazares se extienden hasta el centro de las ciudades iraníes. Entre los más antiguos, el de Tabriz, ►
El viaje a Irán supone un magnífico descubrimiento para todos los amantes del espacio y la poesía que deseen beber de las fuentes de las grandes civilizaciones. Como laberintos laberínticos donde encontrarás alfombras, té, samovares y joyas, los bazares se extienden hasta el centro de las ciudades iraníes. Entre los más antiguos, el de Tabriz, situado en la Ruta de la Seda, es un pequeño paraíso culinario en el cruce de las culturas iraní y azerí. En la capital, Teherán, visite el glorioso ejemplo de arquitectura persa en el Palacio de Golestán. En el corazón de uno de los sitios arqueológicos más importantes del mundo, descubra los majestuosos restos de Persépolis, la capital del primer Imperio Persa. El Palacio y su gran terraza, construido en el siglo I a.C., siguen siendo un conjunto arquitectónico excepcional que no debe perderse. Disfrute del ambiente tranquilo de los balnearios iraníes en la isla de Kish o en las orillas del Mar Caspio. En el desierto de Maranjab se pueden dejar los camellos sin mascotas y pasar la noche en un caravasar, típico de Oriente, donde hacen parada las caravanas. Descubra una rara obra maestra natural en la isla de Qeshm, el único geoparque de Oriente Medio. Toma el valle de las estrellas y serpentea entre las columnas de rocas coloreadas por la erosión. Al salir de este suntuoso desierto, descanse en Laft, un encantador pueblo de pescadores rico en tradiciones, y descubra la asombrosa hospitalidad iraní. Viaje a través del montañoso Irán en la cordillera Elburz y su punto más alto, el monte Damavand, con una altura de 5500 m. ◄